sábado, 14 de agosto de 2010

EL DAÑO

Me olvidé de ti, me alejé de ti y el monstruo devoró mi piel. Asumí la dulzura de mi sabor en el brillo de sus ojos.

No más juegos ni comentarios de amor…

Lentamente me sedujo su ropaje, me acurrucaba entre sus piernas hasta el amanecer y sólo le veía partir sin venerar caricias, sin soñar momentos.

La acción comenzaba con la Luna entonces yo me dejaba lánguida sobre el colchón.

Bajo la faz de metal oculté tus tiernas caricias, le cedí a la sombra mi frescura bañándome de nostalgia entre los dedos voraces de un bosque mágico.

No más juegos ni comentarios de amor…

De nuevo el tiempo de Luna llega, los espejos obligados observan mientras yo visito a las hadas, navego entre hojas de seda cristalinas, descansan suspendidas en el con fin de lo eterno portando trajes neon y se bañan de carmín en lapsos continuos… tinte que se va con lengüetazos de criaturas animadas por limpiar tristeza.

Mañana otra vez, el hechizo de hadas se fue y el monstruo acurrucado entre mis piernas de nuevo está.

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